24 de abril de 2018

Bípedos de estrechas caderas

 

Por lo visto, una de las consecuencias en nuestros ancestros al comenzar a andar con dos ‘patas’ fue el estrechamiento de las caderas de las mujeres. Además de las habilidades cada vez más complejas que realizarían nuestras manos al verse liberadas de la tarea del desplazamiento, los cráneos de los nonatos comenzaban a pasar justos por sus caderas al dar a luz, por lo que empezaron a nacer antes. Siempre he pensado aquello de porqué otros animales después del parto salen adelante rápidamente, lo he pensado con fastidio, mirando hacia el cielo. Por lo visto, nosotros los sapiens, nacemos prematuramente.Total que la mujer debía de encargarse de la educación del pequeño durante su primera etapa de crecimiento y alimentación y de entre todas, la selección natural elegía a las que estaban bien capacitadas para buenas relaciones sociales que les permitían seguir adelante con el proyecto de vida de sus retoños y proveerse de protección y alimentación, entre otras cosas. Y de ahí el animal social que somos, la educación en la infancia y esas cosas.

Pirulas extraídas y parafraseadas de Sapiens, Yuval Noah Harari  (Debate, Barcelona, 2014)

20 de abril de 2018

En el dentista





No me duelen las muelas,
es esa sensación de
aguantar el temporal,
ahí plantado como
un árbol
sin escapatoria.
Ya sabes, los árboles,
pues se quedan sin opción.
Y al principio jode
pero luego te haces un
experto
en eso de ser árbol.
Y si no pasa nada,
en primavera, pronto,
aparecen tus flores,
sí, he dicho TUS flores,
claro que
mientras, tienes que estar
tragándote tu angustia,
esa soledad sorda
y las ganas de que te
abracen como si les
importaras
algo más que una mierda.

NOTA: Esto tendría algo que ver con la importancia de experimentar las sensaciones en lugar de ahogarlas con evasión.

18 de abril de 2018

Naranjas auténticas

Total que voy con la bolsa de cartón de la perfumería en el regazo, llena de naranjas. Cogidas del campo y se las llevo a mis abuelos. De camino me encuentro con dos que están en la calle charlando. Uno tendido y el otro sentado. Y les ofrezco y uno primero y el otro después tienen su naranja. Dan las gracias. Le digo alegremente que son ‘de las buenas’, traídas del campo. Y asienten con sabiduría.

Naranjas grandes y esféricas. Un poco elefánticas en cuanto al tamaño. Y de un tono naranja apagado, real, como las fotos en RAW antes del procesado habitual.

Qué gusto dar fruta por la calle. Tratar fruta, gestionarla.

3 de abril de 2018

El ciervo sagrado y el hilo invisible

 

Dos películas este fin de semana.

El sacrifcio de un ciervo sagrado. Yorgos Lanthimos. 2017.

  • Es como si las personas fueran inhumanas en su cotidianidad, forzadas, correctas, anodinas y toda su verdadera naturaleza apareciera con la violencia y las situaciones extremas en la película.
  • Los planos de la película (Thimios Bakatatakis) impecables acompañados por los movimientos relajados y al mismo tiempo correctos y rígidos de sus protagonistas (por decirlo de alguna manera, relajación controlada), los silencios contenidos, las tomas largas. Todo, hasta la escena en la que Martin, de cara diabólica, juega con los espaguetis mientras explica su realidad. Creo que esta escena se hace repugnante gracias a toda la impecabilidad previa de la película. Simplemente el movimiento del tenedor, ese caos momentáneo de los espaguetis en el aire.

El hilo invisible. Paul T. Anderson. 2017.

  • La historia de amor donde, plácidamente, ambos amantes acaban siendo conscientes de las necesidades del otro en un ciclo de: nosamamos - meignoras - teenveneno  - menecesitas - nosamamos. La personalidad Reynolds, la historia y la marca de su madre. Los pequeños detalles de la convivencia.
  • Una vez más Daniel Day-Lewis con su mirada omnipotente sobre ella, todo comprensión y adoración. Pese a que es una mirada caduca, tiene su fuerza. Va más allá de lo humano, contiene los detalles, las maneras, el pensamiento, la paz.
  • La fotografía (del mismo PTA), también muy cuidada, los detalles, los símbolos.

Creo que me estoy convirtiendo en una persona de formas. El contenido es importante, pero ha de venir en un envoltorio interesante. El argumento ya me da igual, sólo cobra importancia si las formas le hacen merecerlo. (Qué pedante leer esto a posteriori, sin duda tengo una vanidad rara y podrida).

¿Dónde está la gente con pirulas?

 

Ayer hablé con Jose, un amigo arquitecto con pirulas.

¿Dónde está la gente que tiene pirulas? O se están echando a perder en un trabajo corriente o mientras el universo los tilda de pringaos ellos están silenciosamente trabajando en lo que mejor saben hacer mientras tal vez reparten paellas a domicilio y se acuestan tarde porque tienen fe en sí mismos. Fe indemostrable para los demás. Es una lucha consigo mismos, en la soledad de su cámara y el flexo del escritorio. Algún día oirás hablar de ellos, ya no les ofrecerán trabajillos para ir tirando o les preguntarán con condescendencia si salen adelante, ellos se han hecho a sí mismos. Han mirado dentro de sí, y han ganado. Ahora a veces van a McDonalds pero a tomar patatas fritas (normales) y a recoger su jarra gratuita, y miran con orgullo a aquel que dice ‘siguiente’, y tras el que se esconde la lucha de un genio con la frente aceitosa, salpicada de conservantes y colorantes y sal industrial. Esa es la batalla que se está librando, y no señor, esa batalla no hace ruido, va buceando hasta el final de la piscina. Sí, ni siquiera nadie está ahí para ver si llegará al otro lado, sólo él sabe cuánto le está costando. Gente que busca y lo hace lejos del mundanal ruido.

Cuando indagas un poco, te das cuenta de que hay más de lo que parece. Sólo hace falta un plan pequeño, una conversación cercana y te das cuenta. Están ahí.