30 de abril de 2010

Teoría de La Aportación I

Hoy hay un tema del que quiero comentar algo. Es mi blog donde escribo. Tengo que preguntarme porqué escribo: ¿lo hago para que me escuchen?, ¿o para ser escuchado? (no es lo mismo), todavía no lo tengo muy claro. Creo que si escribiera para mí sería absurdo, no tendría sentido. Sé que a lo largo de la historia, el mundo y las personas que viven en él han ido creando una especie de magia, que ha constituido una forma máxima de expresión: desde esas poesías que te meten en la sangre el amor y el olvido, hasta esas pinceladas que recuerdan al romper de las olas contra la tierra. Lo único que quiero es contribuir. Actualmente no espero una gran aportación, pero es como un “yo también”. Aún así el riesgo de abrir la boca demasiado está en el aire, solo tengo diecisiete años ¿que sabes tú? podrían decir. Puedo equivocarme y mucho, sin embargo todo el mundo es diferente y aunque solo sea la perspectiva del otro, supongo que ya aporta algo. Pero a pesar de todo (como rectifiqué), no todo vale, no todo es aportar, también se puede hacer daño, destruir con esa magia poderosa los corazones de los hombres…

17 de abril de 2010

El Vesubio de Pompeya.

El sol cubría todo: las flores, el rocío de la mañana,  las sonrisas de los inadvertidos,  la vida, la simplicidad de aquella ciudad que se levantaba para honrar a la humanidad.  Las mariposas dibujaban  lo sublime  entre los castaños, robles y alisos que rodeados de pétalos simulaban el Edén. “Bendita ignorancia” se dijo después. Dulces cantos sonaban en la rutina de aquel ángel sin alas, que  caminaba hacia la fuente. Un agudo murmullo, se clavó en el fondo de su alma, revelándose  el pánico todavía desconocido en su palpitar. Su visión era un espejismo, que la había apartado de la realidad: una gran nebulosa  quemaba todo lo que antes era precioso en aquella colina. Y es que estaba previsto: hasta La Casa del Fauno seria arrasada con todo su esplendor.  El hechizo la hipnotizó, no respondía. Quedó sumisa  en una pena terrible.  Intentó recordar la brevedad de sus días,  y pensó en los que llenaban su  corazón. La orquesta de tallos, y hierba que la rodeaba la acogió como a una hija. Finalmente lo asumió y contempló el destino con cierta admiración, vio como ardía el encanto de la vida. La sorpresa se había convertido en sentencia.  Su mirada se fijó en una sencilla margarita, que arrancó y observó con melancolía.  No  podía calmar el ardor de sus mejillas con el llanto. Mientras bajaba las escaleras delicadamente, la belleza se posó en sus ojos en forma de lágrimas de cristal, que no derramó, conservándolas como un juguete en manos de un niño, inocente víctima de la vida. Aquella pincelada de todo quedó grabada en piedra para la eternidad. Sería recordada por los herederos. El Vesubio de Pompeya.

15 de abril de 2010

Crimen y Castigo - Fiodor Dostoievski

Ciertamente creo que la literatura, que tanto ha enriquecido al mundo y hecho de  él un lugar maravilloso, debe  quemar más líneas de este pequeño blog. Nunca es tarde para leer clásicos, que se hacen universales. Después de todo aunque se traduzcan, son tan humanos que hablan una misteriosa lengua internacional, que hacen que andemos con el corazón en la mano, hacia donde en autor en cuestión nos quiera llevar. Por eso son elementos imprescindibles en la vida de cualquier admirador de la vida, y de la humanidad.

Crimen y Castigo. No soy un gran lector, por desgracia. Es la segunda vez que empiezo el libro, en esta ocasión en invierno, y hubo momentos duros en los que era difícil continuar, sin embargo fue genial . No es que os vaya a hacer un resumen del libro, pues pienso que es mejor leérselo. Raskólnikov es un ex-estudiante del que se hace un intenso análisis mental y psicológico a lo largo de toda la obra, en tal manera que puedes llegar a comprender, su situación. El libro es tremendamente sincero en sus sentencias extraídas de la atormentada conciencia de Rodia. A través de las  setecientas páginas, sientes una profunda depresión con origen en la oscuridad del fascinante protagonista, de modo que esta escrito de tal manera que es auténtico y fiel a la realidad, que da motivos para asustarse, y reflexionar sobre: la vida, la muerte, el crimen, el amor, el bien, el mal, la existencia… Una infinitud de cuestiones que empapan la vida cotidiana.  Realmente no tengo experiencia en esta clase de comentarios, pero la verdad es que no encuentro palabras para describir cómo me ha maravillado está novela del siglo XIX. Sencillamente al leerla he comprendido porqué es un clásico  este trozo de realidad: porque es algo que atañe a toda la humanidad, la vida de este Raskólnikov. El amor de Sonia, de Dunia; geniales los personajes de Razumijin, Marmeladov, Luzin… y sobretodo la magia de Dostoievski, que hace que la tinta haga fuegos artificiales.