Pereza y saturación

Las próximas novedades que me dan pereza y con las que me encuentro saturado y sin interés más allá de comprobar como, de entrada, no me interesan: Scorsese, Nolan, Wes Anderson, Jordan Peele, Del Toro, Almodovar, Tim Burton, Spielberg, Aranofsky, Damien Chazelle, Greta Gerwig. Es como si la prensa y los fans vomitaran el mismo sandwich de anchoas que les sentó mal en 2004. No importa que lo hagan, pero que no hagan ruido.

Autodefensa

El ruido de internet,
el estrés en el trabajo.
Me encuentro leyendo poco,
viendo nada,
atrapado con lo doméstico.

Me haces un gesto,
me acerco, me defiendo.
Salgo a fumar
pensando desaparecer tres horas.

Al volver nos sentamos
en el sofá.
Abrimos los cajones
y oficiamos una boda
con nuestras discrepancias.

Giramos un poco el
volante de los libros,
las necesidades y los deseos.
Nos encontramos.

Acid Tek

Desde hace un par de años me introduzco escuchando techno, especialmente curado por Amelie Lens, una de mis DJs favoritas. Escuchando las sesiones de los festivales como Time Warp, EXIT, Awakenings, Cercle, Exhale y algunos de los vídeos de HÖR Berlin. Siempre en casa, en los auriculares, salvo una vez que fuimos al Brunch in the Park. Es uno de los pocos placeres cotidianos que tengo que conviven con mis propios prejuicios acerca de este tipo de música. Sin embargo encuentro que me llena de energía y ganas de vivir.
 

El arte de la publicidad

Dentro de el mundo que clásicamente se conoce como la publicidad, me interesan el poder de condensación de una idea y que esa misma idea puede conllevar una acción real. Una acción con fines comerciales pero a fin de cuentas real. Tal vez sólo sea algo que queda grabado en tu subconsciente. Toni Segarra es la voz grave que suelo escuchar detrás de esto. He visto el cápítulo de rtve de Ochéntame otra vez, El arte de la publicidad y he conectado mucho con este punto de nuevo. Sé cuánto tienen de americanas las historias de publicistas pero la península tuvo su propia era dorada, un lenguaje que llegaba al espectador. Al final del documental dicen que se trata de encontrar la manera de despertar una emoción, de conectar con el oyente y también, un tópico, que si no estás absolutamente obsesionado, esto no va.

Once tipos de soledad, Yates

Ya tenía ganas de hincarle el diente al autor de Revolutionary Road, pero quería empezar por estos cuentos. Son once historias que se centran en personajes que se encuentran solos ante una situación. Con un estilo clásico muy en la línea de Salinger y sus coetáneos, Yates tiene un estilo muy sutil con el que va profundizando en la materia humana. Me ha encantado el libro, ninguna historia floja, tengo la sensación de que han sido destiladas hasta quedar ese número aleatorio, once. Tengo pendiente sus Hermanas Grimes y también Revolutionary Road.

'Once tipos de soledad', Richard Yates. Emecé. 253 páginas. 

Muestra de prueba

Sólo tienes que suscribirte haciéndote una cuenta y automáticamente puedes pasar a recoger productos de prueba que tendrás que evaluar. Te acercas al supermercado y listo. Así es como descubrí el cacao de vainilla o este nuevo caldo casero.

La vida de Brian

Llevaba toda la noche llamándolo Brian cayendo en la cuenta de que se llamaba Kevin, Kevin, de Alcobendas. Kevin estaba con unas cuantas cervezas y todas juntas hacían una especie de refugio íntimo amurallado donde se abría a mí y donde me contó sus inquietudes y crisis existenciales. Fuimos a su casa, su habitación estaba hecho un desastre, me sentí muy identificada. Mientras me hablaba de la separación de sus padres intentamos follar, pero sin éxito, no pasa nada, estas cosas pasan, pura fontanería, dice siempre Sandra. Brian me pidió perdón. Perdón, Kevin, Kevin me pidió perdón mientras se volvía a poner los calzoncillos. Dijo que no estaba bien, pero que estaba bien conmigo, que la hacía sentir en calma. Siguió hablando, openjart, que dice también Sandra. Yo también andaba muy perdida, casi no me podía tener en pie pero escuchaba. Tal vez escuchaba a Brian, le decía, Brian, perdón Kevin, entiendo que te sientas así. A las cinco de la mañana me dijo agotado que quería dormir solo, que me pagaba un taxi a donde fuera. Le dije que estaba mal, jeje, que no me encontraba bien, pero me dijo que no, que no quería a nadie. Nadie dijo. Que no quería a nadie por allí. Así que salí de allí como un cangrejo. Así que ahora, como comprenderás, no me apetece que venga Brian a tu fiesta. Kevin. No quiero que venga Kevin a tu fiesta.

Jimena en el umbral de la puerta

El sábado estuvimos en un bautizo, el bautizo de Jimena. Pasamos un buen día. Primero acudí solo al bautizo, me habían pedido que hiciera fotos. Luego fui a recoger a mi mujer al trabajo y fuimos a tomar unas copas. El padre de Jimena estaba muy orgulloso. La estrechaba entre sus brazos y le susurraba breves onomatopeyas para dormir a la niña. Luego contaba que cuando ya estaba dormida y por fin llegaban a casa después de un día largo, Jimena sabía detectar cuándo cruzaban el umbral de la puerta y lo sabía porque empezaba a chillar. Justo cuando entraban al garaje o abrían el portón blindado. El padre de Jimena imitaba el pequeño chillido de una tortuga aunque sabíamos que se refería a su hija. Todos nos reíamos y pasábamos un buen rato, excepto Jimena que dormía antes de llegar a casa.

Bonsai

Le regala a su pareja un pequeño bonsai. Incluye las herramientas para remover la tierra, unas tijeritas y una guía de cuidado. Cada vez que quedan, cuando entra en casa, él deja a un lado la cuestión de la que están hablando y se acerca a la mesa baja, donde reposa el bonsai y lo revisa. Aterriza un dedo en la tierra y mide su humedad:
—¿Lo has regado? —dice.
O también:
—Tiene demasiada agua.
Un día, después de una discusión, al llegar a casa, ella se adelanta y dice:
—A ver, el bonsai se ha secado, pero está vivo.
Él la mira si poder creérselo, y no se atreve a acercarse a la mesa baja. Casi la mira de refilón y no dice nada. Ella sabe que está dolido pero ya está, no es el fin del mundo, no se acaba la relación. 
 
[...] [Pausa dramática]
 
Pero el bonsai está muerto, tan muerto que decide pegar un par de hojas de todas las que le arrancó antes de secarlo e ir reviviendo el pequeño bonsai con absoluto control y sin restos de pegamento.

No todo el mundo

He descubierto a MJS a raíz de un trozo de un podcast donde hablaba de las relaciones humanas de una manera razonable y analítica pero desde el punto de vista literario. En 'No todo el mundo' nos despliega 14 relatos que se leen como puntos de transición en parejas fundamentalmente, que empiezan o lo dejan, que no saben, que saben, que creen que saben. Quitando algunos más de aspecto talleresco donde se ve su impulso perfecionista, dando siempre una forma y una simetría donde no conecto tanto, encuentro un estilo fresco y propio disfrutable, donde las repeticiones y los detalles son determinantes. Me ha gustado especialmente 'Colega' que releeré más veces, 'La Virgen de la Macarena' y 'Un novio que tuve'. Como mención especial añado 'Filmin' y 'Hallelujah'.

 'No todo el mundo', Marta Jiménez Serrano. Sexto Piso. 210 páginas.

Huir, Evan Dara.

Leer a Evan Dara, uno de los grandes escritores contemporáneos escondidos tras un pseudónimo, se parece a sintonizar una radio de conversaciones humanas. En este caso, en 'Huir', nos encontramos ante el declive de Anderburg, una ciudad de la parece que se está huyendo y nunca llegamos a conocer el motivo. Y se diría que la propia ciudad, es un ente, un protagonista en forma de personajes, especialmente Carol, Rick y Marcus, pero también otras decenas de voces anónimas. Acostumbrándote a sintonizar esa radio sin entender muy bien el contexto, esta novela pasaría por novela de intuición, y esa sensación de estar perdido parece que es el mismo shock que rodea a los personajes, pero que al igual que el lector pasa las páginas, no les impide intentar seguir avanzando. Es anterior al COVID, inevitablemente me lleva a esa etapa, donde en cualquier caso, es la experiencia en sí, la obligación de reinventarse y sobrevivir en un mundo caótico y cambiante como esta novela especulativa.

 ¿Qué es peor: profanar el lenguaje o profanar árboles? ¿Una cosa lleva a la otra? Recuerda a Margaret Atwood —las guerras son consecuencia del fracaso del lenguaje— y sacude la cabeza.

 'Huir', Evan Dara. 317 páginas. Pálido Fuego. Trad. Jose Luis Amores. 

Peter Orner, O - R - N - E - R.

Otro descubrimiento de esta gran editorial. En tres partes divididas en breves capítulos Peter Orner nos habla de su relación con los libros, establece diálogos con sus cuentos y autores favoritos y nos cuenta cómo la literatura le acompaña y le ayuda a entender la vida y acompañarle en su inherente soledad. Tiene una sensibilidad  sin pretensiones con la que conecto y a veces siendo sutil y otras siendo más directo, pero siempre tratando de ser honesto. Lee de viaje, lee mientras se queda dormido cuidando a su hija, lee mientras recuerda a su padre. La magia de releer los cuentos, la intimidad de los personajes, el misterio, escribir para vivir, los errores monumentales que nos convierten en personas y personajes reales, la incomunicación, las transiciones interiores, las dudas, la inseguridad, la búsqueda, leer para mantenerse con vida. Vamos que me ha encantado. ¿Cómo serán sus cuentos?

‘¿Hay alguien ahí? Apuntes vivir para leer y leer para vivir’, Peter Orner. Trad. Damián Tullio. Chai Editora. 275 páginas. 

Traitors. HBO España.

Típico momento en el que tu mujer te dice, cansada, si quieres ver un poco de telebasura. Tú también estás cansado pero ella ya tiene un blanco: Traitors. Nosotros ya habíamos jugado muchas veces a este juego con diversos nombres: Pueblo duerme, Lobos y Corderos, Hombres Lobo de Castronegro o, en mi adolescencia, simplemente el Asesino. El hecho de que HBO lo lleve a la televisión privada con lo que ahora se conoce como 'famosos' --yo lo dejaría en 'gente'-- no lo hace menos juego, especialmente con un cuidado de la intriga, tramas psicológicas y una gran pureza de juego, de la misma manera que jugarías en tu casa, solo que extendido a unos cuantos días, pruebas y buena fotografía. Es Sergio Peris-Mencheta quien nos hace de cicerone y el resultado es muy bueno. Inevitablemente el efecto sentimental OT de varias personas inmersas en una realidad cerrada en un castillo es invitable, y las pruebas un poco insulsas, como para rellenar, como punto de mejora, pero en cualquier caso, un ejercicio mental, dentro de este estrato televisivo, muy aceptable. Nada de telebasura, ya podrían aprender muchos canales de este contenido.

Taj Mahal. Deborah Eisenberg.

Deborah Eisenberg tuvo varios trabajos hasta que a los treinta años dejó de fumar, por el asma de su compañero, y se puso a escribir. Desde entonces escribe algo así como un cuento al año, bastante largo, de unas cuarenta páginas, y los va publicando en, hasta ahora, seis libros de relatos. En castellano, se tradujo en 2006 'El Ocaso de los Superhéroes' (Leqtor), que resulta que es imposible de encontrar (salvo en la biblioteca pública, según he mirado) y es ahora cuando Chai Editora, una editorial argentina [genial], entra en escena. 'Taj Mahal' es el libro de relatos más reciente de Eisenberg y su traducción de Federico Falco no la han publicado en España. Lo que sí que acaban de publicar es una breve recopilación, 'Relatos', con algunos de sus mejores relatos. 'Tal Mahal' tiene como joya, 'Tu pato es mi pato', relato que me ha encantado, por encima de los caóticos restantes. Tiene un punto impredecible y misterioso. Una escritora para seguir investigando.

Too Old for Andrew Neiman

Me he equivocado y he empezado por error el capítulo dos, luego, después de terminarlo, he ido catatónico al primero. En la lentitud de esta serie, en las cosas pequeñas, todo impresiona. Música hipnótica. Diálogos lacónicos. Hay una especie de somnolencia como si los personajes esperaran algo, o todo lo contrario, no esperaran nada. Un género de magnetismo lento. El tedio. El aburrimiento. Seguro que el Albert Serra la ha visto, y el pobre ha vomitado Pacifiction. NWR como Red and Wet Neon. Seguiremos con esta magnética cinta. Los personajes toman diez dimensiones.
 
Des-pa-cio
Ya sin tener nada que ver. ¿A qué vienen tantas prisas? ¿Tantas listas? Solo queda sentarse a verlas pasar. Más allá de la trama detectivesca, eso es lo que me transmite TOTDY. La vida se parece más a eso. Un gesto es un gesto, alguien está diciendo algo con ello, aunque no sepamos muy bien lo que es, pero tenemos que estar ahí para verlo, no a cien cosas. No sé ni lo que digo, son las 1:49 am. Buenas noches.

Menú
Kebap en plato sin ensalada. Carne mixta, patatas fritas y mucha salsa. Fanta de Naranja. Doner King.

Body Double

El punto incómodo del voyeur stalker baboso kinki se resuelve con dos broches exprimidos de Vertigo y La Ventana Indiscreta. Brian Brian Brian. Real, crítico, película sobre película, falso, ridículo, espeluznante. Tiene el halo musical 80s 90s que íbamos buscando mientras comía fresas lavadas y terminaba una bolsa de papadelta. Ahora salgo a pasear a B.

Pera

Últimamente, y ya se sabe que esto va por rachas, me ha dado por las peras de agua. Cuando voy a pasear a B, meto las llaves y las bolsas en un bolsillo de la chaqueta y una pera de agua en el otro. B. va con la cabeza agachada, sale alerta por los gatos. Ahora, por la noche, cogemos la calle peatonal (todo un descubrimiento que tiene su propio aspecto particular comparado con las calles perpendiculares) que es donde suelo terminar de mordisquear la pera y luego le aviso, y le encanta masticar la parte restante. Luego se olvida de mí y sigue olfateando, aunque creo que está tan encantado con esta rutina como yo.

No hay suficiente Ryusuke Hamaguchi.

Llevo viendo 'Happy Hour' en varias sesiones. Esta es la segunda y apenas me queda una hora. Estoy disfrutando mucho. Me intriga mucho cómo Hamaguchi crea los conflictos internos con sus personajes y cómo decide qué mostrar y qué no, y lo sutil que resulta para tener la sensación de que los conoces bien. Me dan ganas de rebuscar por todo internet sus películas más antiguas a ver qué puedo averiguar. He buscado en sus entrevistas referencias literarias, o influencias (muy contaminadas por Murakami y Chejov en referencia a 'Drive My Car') y no he encontrado nada, pero tengo mucha curiosidad, y seguro que las habrá. En sus películas hay siempre alguna lectura en voz alta y las conversaciones tienen un carácter muy literario. He descubierto que 'La Ruleta de la Fortuna y Fantasía' en japonés el título es 'Coincidence and Imagination', que, Hamaguchi, no entendía porqué los productores le bautizaron con ese nombre para el worldwide en inglés, pero tiene sentido. Me parece fascinante. En fin, apenas me queda esa hora para terminar 'Happy Hour' y después de tantos detalles es difícil tener una primera impresión clara, siempre queda la sensación de que hay que seguir explorando y profundizando. Que, al igual que en la escritura, como leía el otro día en una entrevista de mi querida Deborah Eisenberg, es una exploración de la realidad. ¿Mensaje?¿Moraleja? Esos conceptos se quedan atrás. El cine y la literatura que me interesan son ensayos, dudas, pensamientos.

20230314

Pleasures and Terrors of Domestic Comfort: Explores the settings, rituals, and moods of domestic experience.

Creepy Collage

Uno de los collage más terroríficos de mi cosecha.

Bernhardiana

Durante el mes de febrero me encuentro con el papá de Jen Craig. Cuando leí la joyita de Pálido Fuego (Jose Luis Amores), Panthers y Museo del Fuego me quedé huérfano. Todavía no estoy lo suficientemente versado en inglés como para podría enterarme como quien extrae un mejillón de su concha, pero no sabe cocinarlo al vapor o escabecharlo, tendría que comérmelo (desagradablemente) crudo leerlo. Encuentro frescura entre sus frases caracoleantes y aprendes a deslizarte por ellas como el esquiador que aprende a disfrutar en las pistas azules haciendo paralelo. Aparece Thomas Bernhard (del mismo modo que aparece el adjetivo rivettiano en muchas de las reseñas de las últimas películas que me tienen obsesionado como 'Burning' (LCD, 2018) o 'Drive My Car' (RH, 2021), pero mi primera navegación en el adjetivo, con Celíne y Julie de ciceronas, podría ser considerada como desconcertante) y me lanzo a por una de sus novelas, comprada hace un par de años, siempre en previsión de lo que podría ocurrir vagueando entre libros: 'Corrección'. Densa y difícil, paralelizable con algo más ameno, sí, pero fascinante. Veo que reedita Anagrama sus relatos autobiográficos, antes escasamente disponibles por cerca del centenar de euros y me alegro. Tiene entrevistas, correspondencias y anoto también el orden de prioridad de sus próximas novelas a) Maestros Antiguos, b) Tala, c) Hormigón y d) El Malogrado. Javier Marías ¿serás hijo suyo también? No lo sé, pero ahora puedo intuir la sombra de su gran influencia.


20230221

Tiene un cuerpo extraño atrapado, parece algo textil. Quirófano. "Bisturí", etc, etc. Llevan a lavar la prenda extraída del esófago a la tintorería Casablanca. Pasa una semana y van a recogerla y no es otra que la gorra 'Spiritually Hungry' de Madonna.

dibujo girasoles por puntos

te mandé algunos relatos
¿me haces gosting?

querido Jorge
¿los leíste y eran malos?
¡mira qué tijeritas!

tranquilo, es bromi
tienes mil emails

con asunto
Re: Re: Re: Leeme borja

Y dentro hay fotos
comprometidas y convincentes
de la madre teresa que dice

Tutorial para tortilla de patatas
"pero sin huevo,
usa tu compasióóóón" [1]

[1]: El tono de compasióóóón es como el de confiaanza de las Floss Mariae en su mítico hit.

20230221

Estás ahí, tu ordenador y tú. Intentando hacer algo convincente. No tienes que hacer nada. Solo estar ahí.

Primer día

Tampoco estaban tan mal las cosas. Miro en la mochila y no encuentro el Carné Identificador con mi fotografía. En su lugar hay una nota:
Cariño, te he dejado lo necesario para el desayuno, dice, ¿crees que podrás servirlo sin derramarlo? No te mosquees, hay un montón de cosas buenas que pueden pasar. Tranqui, tranqui, como tú dices. ¡Todo va bien! Besos a mi fresita favorita, Mamá.
Voy a la Zona del Jefe e introduzco la nota en la trituradora de papel, me aclaro la garganta y noto un cálido líquido, confirmo, según mis sospechas, orina, micción, pis, meado, mojar mi Nuevo Uniforme Oficial. No es la primera vez. He madrugado y tengo tiempo de sobra antes de la Ruta 7. Situación Controlada. Abro mi mochila y saco el secador del Kit de Emergencia. Deshidratar el Nuevo Uniforme Oficial me lleva 20 minutos. Vuelvo a la Zona del Jefe y compruebo que no hay rastro de mi Ocupación.
Saco el Diario de Emociones y decido completar la Ficha Diaria. Bebo un sorbito de leche con cuidado de no condecorar prematuramente mi Nuevo Uniforme Oficial al tiempo que extraigo una minúscula Galleta Chiquilín Osito de Chocolate. ¿Siente que ha experimentado un Evento Negativo? Marco una X con el rotulador negro. ¿Siente que ha experimentado un Evento Positivo? Marco otra X con el rotulador negro. ¿Siente que podría mejorar su Productividad Diaria? Completo el Gráfico de Virtudes Humanas y añado una nueva: RESILIENCIA. ¿Cómo se siente al rellenar esta Ficha Diaria? Cojo un rotulador naranja y hago un círculo, cambio al rotulador gris y dibujo la semilla minúscula de una naranja. Luego con el rotulador negro, hago una flecha que señala la semilla. ¿Animal Favorito del Día? Nudibranchia. ¿Impresión General? Gran Incertidumbre, excelentes Chiquilín Ositos de Chocolate, ligero olor a orín seco. Saco mi teléfono y tecleo un mensaje: Está decidido el menú del Cumpleaños, hablaremos de ello a mi regreso.
Me pongo en pie, ajusto las tiras de la mochila para que se aproximen todo lo posible a las sisas de la camisa, que, apunto, posee Gran Calidad. Actualizo mi Autoestima Personal frente al espejo del recibidor y descubro un calcetín más elevado que el otro, irregularidad que corrijo inmediatamente. Salgo por la puerta y me incorporo a la Calle Luis Piernas. Compruebo que no hay peligro y enfilo la Trayectoria Óptima hasta la parada de la Ruta 7. Allí reconozco a una posible camarada que también viste el Uniforme Oficial. Guardo las manos en los bolsillos mientras pienso en advertirla acerca de la reciente aparición de moluscos contagiosos en zonas de mi cuello o párpados, pero en su lugar digo:
—Hola, mi nombre es Manuel, es mi primer día en el Espíritu Santo, que Dios me ayude. ¿Estás sangrando? ¿Cuál es tu Constelación Favorita?

Martillo

Su casa de campo mira hacia el valle donde viven las espías y, por costumbre, estas devuelven las miradas a través de los prismáticos.

Elfriede Jelinek

 
Los prismáticos están suspendidos en la dirección adecuada gracias a unas manos de venas correosas, que guisan, sujetan cucharillas de café y gesticulan por encima de los hombros. Eso sí, con decoro. Lo que no hacen esas manos es parlotear, para eso ya tienen una boca infecta, como lo hace la sección podrida de una tubería cuyo carmín de labios es teflón inútil en cantidades, absurdas e injustificadas, remotamente capaces de retener litros y litros de fluidos chismosos.
—¿Cómo estás, querida? —dice una de las tuberías espía, La Corista.
—¿No lo sabes ya todo? Hazme otra pregunta, que esa ya me la sé —dice Amanda.
—Ay hija —dice recolocando el bolso que sostiene en el antebrazo— me estoy quedando sorda y ya no oigo nada, pero por la cara que pone tu madre cuando…
Mientras habla, sus palabras parecen notas dictadas por lo que encuentran sus ojos sobre Amanda. Unas medias, algún accidente geográfico en su epidermis y la descarriada y pobre re bemol, silencio, silencio.
—Se me ha olvidado comprar membrillo.
—¿Para qué quieres un martillo? —dice la víbora.
Amanda hace un gesto con la mano y mientras echa a andar comprueba su atuendo en un escaparate. Se siente bien, la gioconda detrás del cristal antibalas salpicado por pintura grinpís. El sol brilla fuerte, hay otros viandantes, agarrotados dentro de sus abrigos, avanzando lentamente en esa aventura cotidiana que es la vida. La Corista ya ha desaparecido. Amanda avanza unos metros, se hace a un lado en una esquina maloliente con restos de orina y enciende un cigarro. No tiene planes para este sábado, está castigada, pero está fumando su pequeña cuota de libertad más allá de internet. Su madre sabe cómo quitar las manchas de sangre de las bragas, sabe cómo pesar una sandía pocha e incluso sabe pedir una hoja de reclamaciones, pero todavía no sabe cómo funciona internet.
—Has tardado mucho ¿por qué has comprado un martillo?

Coca-Cola Zero

Eres una clienta estupenda esperando para pedir una coca-cola en el vagón cafetería de un tren a Castellón. Delante de ti, el dependiente está atendiendo a dos machos alfa. Uno lleva remetido en unos vaqueros un polo ajustado que parece pintado en la cumbre de una montaña de 102 kilos de carne musculosa y autoconsciente que ha sido bronceada centímetro a centímetro con un flexo solar del tamaño de una onza de chocolate Nestlé extrafino. El otro tiene una risa que termina muda, pero que tiene que reafirmar con palmaditas en compases de cuatro por cuatro sobre su muslo, enfundado en otros vaqueros, comprados en la misma tienda outlet cuyo ambientador siempre es Old Spice. Los tres hablan en un lenguaje extraño, similar a tu lengua materna pero con una hipótesis base desconocida, la página arrancada de una novela de testosterona juvenil donde viene toda la explicación y que bien podría ser un resumen de la obra que sumara un punto extra en la asignatura de lengua mandril. Es parecido al código cuñado, pero se trata de un dialecto que se perpetúa en círculos sociales a los que no perteneces.
Llevas esperando en escucha activa 22 minutos. El dependiente te mira. Les mira. Se da cuenta. Oh, es tu turno. Claro, por supuesto. Te acercas con elegancia, te han nominado para un premio, una Coca-Cola fresquita después de una semana dura de trabajo. No acabas de entender la costumbre esa de tu jefe de daros 50 latigazos antes de empezar la jornada, pero no te quejas, puedes pagar el alquiler y también, porqué no, esa Coca-Cola, símbolo de la recompensa capitalista que mereces de vez en cuando y que no está incluida en la nómina. Después de un congreso unga-unga donde no has podido hacer networking te oyes decir:
—Buenas tardes, una Coca-Cola Zero, por favor.
En un alarde de saber hacer, aparece un vaso de plástico Mahou, que poco después contiene un hielo esculpido con suma atención y una exquisita rodaja de limón que lo adorna como unas vacaciones el calendario laboral. El dependiente coloca con cuidado junto al vaso una lata de 33 centilitros de deliciosa Coca-Cola Zero con, todavía no probado científicamente en estudios poco concluyentes, aspartamo E-951 y ni rastro de azúcar.
—Aquí la tienes, ¿querías algo más?
Despliegas un ejército de amabilidad cercano a veinte millones de X en la renta anual a favor de la Iglesia Católica y dices:
—No, muchas gracias.
Te dice el precio que estás dispuesta a pagar con gusto, extendiendo tu tarjeta bancaria como buena madrileña asalariada en una empresa multinacional que ofrece beneficios como tarjeta de comidas, gimnasio y psicólogo para paliar la explotación sin sentido que sufrís tú y tus compañeros sistemáticamente pero en la que te descubres sin ningún trauma al que echarle la culpa. Se oye un pitido seguido de un:
—Ah, no aceptamos tarjetas de este tipo.
Levantas la mirada sin descubrir ningún cartel explicativo relacionado con las tarjetas bancarias. Se te engancha la falda y se rasga cuando vas a subir al escenario donde hay un volcán en erupción, te dan un golpe con un martillo en el dedo supurante que se curaba de un hongo mientras los dos gorilas te miran como si hubieses citado a Nietzsche vestida del pato Donald, no hay oxígeno. Fundido a negro antes de la explo

20230203

Estamos cenando, una cita romántica en un bar pequeñito. La camarera llega y le dice a mi cita:
—¿Quieres venir y ayudarme de una puta vez?

Qué vistas tenéis desde aquí

"Qué vistas tenéis desde aquí."

Al frente, había una manifestación de fincas de siete y ocho plantas muy a lo lejos bañadas por la luz del sol. Sacó su teléfono e intentó hacer una foto con una prisa repentina y al revisarla se vió en la necesidad de abrir la ventana y hacer otra al contador del gas. Al abrir la ventana el rumor de los niños del patio del colegio inundó el piso silencioso, la atmósfera los envolvió. Por un momento parecía que eran dos amigos contemplando un paisaje. Tuvo la tentación de decir algo para que el técnico se sintiera más cómodo, pero no dijo nada, se quedó allí quieto, como revisando su trabajo.

"Pues, ya lo tenemos. Gracias, que pase un buen día."

"Lo mismo digo."

El técnico salió andando algo más rápido de lo que se lo permitían sus piernas y dejó la puerta entreabierta. En el descansillo se oía a una vecina que se quejaba de apenas se oía su timbre y que el técnico se iba sin avisar. Cerró la puerta y miró su apartamento y se quedó solo.

El secreto de la vida

Ce Santiago: Me ha recordado a esto de Gass:

«The secret of life is paying attention to what is going on. The enemy of life is distraction. If you're not in the present, where the hell are you?»

Green Wed

Es el primer collage que hago separando las tiras pares e impares y pegándolas. Primero las verticales y luego las horizontales. Lo más sorprendente es que, en efecto, salen cuatro imágenes completamente distintas que representan la misma información.

20230116

No necesito prismáticos para ver más allá:
lo que falta, lo pongo yo.
Escribo y escribo hasta que lo veo.

Heaven Is Still Far Away, Ryusuke Hamaguchi, 2016

Recorriendo la filmografía de Hamaguchi me encuentro con este formato de 40 minutos (similar a las tres partes de la 'Ruleta de la fortuna y fantasía' (2021) y a la primera parte de 'Drive My Car' (2021). Esta longitud le ha bastado para contar una buena historia en su punto más escalofriante y fantástico pero de forma realista. Hablando de lo visible y lo invisible, el hecho de que Mitsuki sea visible para nosotros y para Yuzo y que luego nuestra mirada se transforme en la de su hermana, jugando con el punto de vista es genial. Incluso el latido del corazón acerelado durante el abrazo. Hamaguchi habla de gente atrapada que se expresa con palabras aunque no puedan ver. Cuando llueve, Mitsuki no puede mojarse, no puede oler la lluvia, pero sí que la puede oír.



Con motivo de la cazadora

Algo me succiona la energía, me he quedado sin. No me apetece otra cosa salvo llegar al tren de vuelta en un par de días y vivir frenéticamente la distancia temporal que me separa de ese momento. No es que esté pasando nada directamente dañino, es el tedio, el hastío por lo que ocurre aquí, lo ajeno de esta casa y la pretensión de que es a la que pertenezco. Hace un par de días señaló hacia una balda del armario y dijo:

—Toda esa ropa es tuya ¿qué quieres hacer con ella?

Miré detenidamente un casillero con varias camisas, un jersey y una chaqueta doblada que extraje y no reconocí.

—Esta chaqueta no es mía —contesté.

Con motivo de la cazadora nos enzarzamos en una discusión sobre la compra y pertenencia de objetos y eso es lo que pasaba realmente. Esa familia no era la mía, y si lo era, no recordaba o no quería recordar que hubiera formado parte de la misma a pesar de su insistencia. Sin embargo, mi cordura dependía de ello, no se trataba de quién tuviera razón. Algo había se había fracturado y por una de sus grietas, me había deslizado hasta ver el objeto roto desde el exterior, sin reconocerlo.

20230104

Dormir hasta las 12:04 un miércoles, ni tan mal.