3 de mayo de 2023

La vida de Brian

Llevaba toda la noche llamándolo Brian cayendo en la cuenta de que se llamaba Kevin, Kevin, de Alcobendas. Kevin estaba con unas cuantas cervezas y todas juntas hacían una especie de refugio íntimo amurallado donde se abría a mí y donde me contó sus inquietudes y crisis existenciales. Fuimos a su casa, su habitación estaba hecho un desastre, me sentí muy identificada. Mientras me hablaba de la separación de sus padres intentamos follar, pero sin éxito, no pasa nada, estas cosas pasan, pura fontanería, dice siempre Sandra. Brian me pidió perdón. Perdón, Kevin, Kevin me pidió perdón mientras se volvía a poner los calzoncillos. Dijo que no estaba bien, pero que estaba bien conmigo, que la hacía sentir en calma. Siguió hablando, openjart, que dice también Sandra. Yo también andaba muy perdida, casi no me podía tener en pie pero escuchaba. Tal vez escuchaba a Brian, le decía, Brian, perdón Kevin, entiendo que te sientas así. A las cinco de la mañana me dijo agotado que quería dormir solo, que me pagaba un taxi a donde fuera. Le dije que estaba mal, jeje, que no me encontraba bien, pero me dijo que no, que no quería a nadie. Nadie dijo. Que no quería a nadie por allí. Así que salí de allí como un cangrejo. Así que ahora, como comprenderás, no me apetece que venga Brian a tu fiesta. Kevin. No quiero que venga Kevin a tu fiesta.