La sala de estar de tu casa, con los ruidos típicos de los electrodomesticos que viven en ella. La luz que entra por las ventanas. Tu perro se tumba a tu lado mientras escribes sobre el espacio que ocupáis, mirando hacia la ventana. El centrifugado de la lavadora hace una parada, los frenos de un coche lejano se interponen un momento en la voz principal. Un murmullo de la pequeña vinoteca se hace notar hasta que la lavadora empieza a llenarse de nuevo. Tu perro se relame después de comerse sus chocopops.
Internet no se parece a mi sala de estar. Se parece a los restos de un festival, un cóctel de desechos.