Hoy hay un tema del que quiero comentar algo. Es mi blog donde escribo.
Tengo que preguntarme porqué escribo: ¿lo hago para que me escuchen?, ¿o
para ser escuchado? (no es lo mismo), todavía no lo tengo muy claro.
Creo que si escribiera para mí sería absurdo, no tendría sentido. Sé que
a lo largo de la historia, el mundo y las personas que viven en él han
ido creando una especie de magia, que ha constituido una forma máxima de
expresión: desde esas poesías que te meten en la sangre el amor y el
olvido, hasta esas pinceladas que recuerdan al romper de las olas contra
la tierra. Lo único que quiero es contribuir. Actualmente no espero una
gran aportación, pero es como un “yo también”. Aún así el riesgo de
abrir la boca demasiado está en el aire, solo tengo diecisiete años ¿que
sabes tú? podrían decir. Puedo equivocarme y mucho, sin embargo todo el
mundo es diferente y aunque solo sea la perspectiva del otro, supongo
que ya aporta algo. Pero a pesar de todo (como rectifiqué), no todo
vale, no todo es aportar, también se puede hacer daño, destruir con esa
magia poderosa los corazones de los hombres…
Teoría de La Aportación I
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